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La Cerdanya era el hábitat de elefantes, rinocerontes y numerosas especies de árboles en el Mioceno

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Reconstrucción del posible ambiente del Mioceno. (Ilustración: Mauricio Antón)

Reconstrucción del posible ambiente del Mioceno. (Ilustración: Mauricio Antón)


El paleontólogo y profesor universitario de la Universitat de Barcelona, el Dr. Carles Martin Closas, dio una conferencia en Puigcerdà el pasado 1 de julio para explicar el origen geológico de la comarca y cómo eran los paisajes y los ecosistemas hace 11 millones de año

El Museu Cerdà de Puigcerdà acogió el sábado 1 de julio la conferencia «La Cerdanya hace 11 millones de años». En la ponencia, el paleontólogo y profesor universitario de la Universitat de Barcelona (UB), el Dr. Carles Martin Closas, explicó cuál era el origen geológico de la comarca y cómo eran los paisajes y los ecosistemas de aquella época, el Mioceno. 

La Cerdanya se encuentra en la confluencia de dos bloques rígidos de la corteza terrestre: la placa Ibérica y la placa Europea. Hace aproximadamente 75 millones de años, las dos placas se fueron acercando hasta chocar. Como consecuencia de la colisión, la corteza se plegó y engrandeció, por lo cual se formó el Pirineo.

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Conferencia «La Cerdanya hace 11 millones de años» (Imagen: Elena Pardo)

En aquel momento, el océano que ocupaba el espacio entre las dos placas desapareció, pero las rocas que se habían formado en este océano fueron emergiendo y elevándose, hasta llegar a la parte más alta del Cadí. Parte de los materiales deslizaron sobre otros, encabalgándose y constituyendo los llamados mantos de corrimiento, como la cordillera del Cadí y el resto de cordilleras prepirenaicas; un proceso que duró hasta hace unos 23 millones de años. 

Las descomunales fuerzas de compresión originadas por el choque fueron provocando en momentos diferentes mantos de corrimiento, que iban colocándose los unos sobre los otros para meter todos los materiales en un espacio que cada vez era más pequeño. Después del gran choque, las fuerzas que lo provocaron continuaron actuando, por eso no solo se produjo una progresiva elevación, sino también grandes fracturas y hundimientos. Este es el origen de la fosa de la Cerdanya y también del valle del río Tet, en la Catalunya norte, que son fragmentos que se hundieron.

Extensiones de aigua dulce en la Cerdanya

Aquí empieza la historia de las acumulaciones de agua dulce en la Cerdanya, con el hundimiento de la falla del Tet. En aquel periodo geológico, había extensas llanuras fluviales de Sallagossa en Alp, humedales entre Das y Prats, y el lago de Batllia de Bellver.

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El Dr. Carles Martin Closas en la ponencia celebrada en Puigcerdà (Imagen: Gael Piguillem)

Según señala Martin, «en el fondo de los humedales iba acumulándose la materia orgánica hasta formar lignito», que es turba que ha sido comprimida bajo tierra y donde se pueden ver restos vegetales. «Para producir medio metro de este carbón necesitas una compactación de cinco metros de materia orgánica». En la antigua mina de Das, que explotaba la compañía la Dasense, se explotaba este lignito. «Era de muy baja calidad, solo había un 17% de carbón, y se utilizaba para quemar y para calentar las casas, principalmente».

Esta materia orgánica salió de las ciperáceas, como carrizales o juncales, plantas propias de ecosistemas fluviales. «En los lignitos también encontramos restos de castañas de agua de la Cerdanya (Trapa ceretana), una especie endémica de la comarca que era más grande que las que podemos encontrar en la actualidad, que son las castañas de agua (Trapa natans)«. Lo que queda de ellas son las semillas y el polen porque «de las plantas acuáticas es muy difícil encontrar hojas fósiles».

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Trapa natans, castaña de agua actual (Imagen: BioLib)

El paleontòleg comenta que les castanyes d’aigua viuen en llacs molt carregats de nutrients, és a dir, on hi ha molt nitrogen i fòsfor. «Viuen en unes condicions de 400 micrograms de fòsfor per litre i una aigua apte per a consum humà no pot superar els 50 micrograms. No ens hem d’imaginar un llac d’aigua transparent, sinó que tenia una aigua més aviat verdosa». D’altra banda, entremig dels carbons, a les argiles, van trobar-se fulles de verns (del gènere Alnus); fulles de tres lòbuls, els aurons, com la de la bandera del Canadà; i la falguera reial (Osmunda regalis).

El paleontólogo comenta que las castañas de agua viven en lagos muy cargados de nutrientes, es decir, donde hay mucho nitrógeno y fósforo. «Viven en unas condiciones de 400 microgramos de fósforo por litro y un agua apta para consumo humano no puede superar los 50 microgramos. No nos tenemos que imaginar un lago de agua transparente, sino que tenía una agua más bien verdosa«. Por otro lado, en medio de los carbones, en las arcillas, se encontraron hojas de aliso (del género Alnus); hojas de tres lóbulos, los arces, como la de la bandera del Canadá; y el helecho real (Osmunda regales).

 

Mamíferos de las planas fluviales y de los humedales

Gracias a los lignitos, apunta el Doctor, se conocen los mamíferos que vivían «no solo en los humedales, sino también en las llanuras fluviales de Puigcerdà y de la plana cerdana». De este grupo, los fósiles más abundantes son los de castores. También se han encontrado restos de caballos de tamaño pequeño, conocidos como Hipparion, «que se diferencian de los caballos actuales por la estatura y porque tenían tres dedos en vez de uno». Estos équidos llegaron a Europa desde Asia cuando se formó la cuenca de la Cerdanya, que fue en el Mioceno superior. 

Pero también pisaron estas tierras mamíferos que hoy en día quedan restringidos a África y Asia. «Se han encontrado restos de rinocerontes, concretamente de dos especies, Dicerorhinus schleiermacheri y Aceratherium incisivum«, que vivían en las zonas próximas a los humedales. «Todavía más sorprendente es que se han descubierto representantes de tres especies de elefantes pequeños, no como los africanos actuales. Hablamos de Tetralophodon longirostrisGomphotherium angustidens y Deinotherium laevius«. A diferencia de los elefantes actuales, también tenían defensas en la mandíbula, que les servían para excavar y buscar tubérculos y bulbos.

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Representación de Gomphotherium angustidens (Imagen: Glacier Age Encyclopedia)

Pero todavía habitaban animales más «extraños», como los calicotéridos, que «recuerdan un poco a las jirafas porque tenían las extremidades anteriores más altas que las posteriores, el cuello relativamente largo y características del cráneo similares». Una especie de esta familia que anduvo por la Cerdanya fue Calicotherium grande. Más adelante se encontraron los primeros cérvidos que cambiaban sus cuernos, Euprox dicaenocerus, y bastantes ejemplares de Mycrostonyx mayor, similares a los jabalíes.

En un hábitat con tantos herbívoros, no podía faltar un animal que equilibrara la balanza. «El perro-oso (Amphicyon mayor) era un carnívoro que está totalmente extinguido y del cual no se conoce ningún pariente. Recibe este nombre porque se asemejaba a un perro, aunque era mucho más grande, y tenía la fuerza de un oso».

Lago de Bellver

El lago de Bellver estaba limitado por los municipios de Bellver de Cerdanya y de Riu de Cerdanya. «Era un lago muy especial», dice Martin. Estaba muy próximo a la falla de la Tet, que estaba activa y en constante hundimiento. «Aquí los ríos no tenían tiempos de encajarse y de hacer valles. Toda la zona sur de la comarca era muy escarpada, y aún lo es más que el margen norte». El lago tenía una profundidad de 50 metros, y por eso estaba estratificado, «que quiere decir que el agua no se mezcla porque está separada por estratos». Como resultado, el oxígeno estaba limitado a la parte de arriba del lago, que es donde había las algas que hacían la función clorofílica.

En cambio, su fondo era anóxico. «Y aquí está el secreto de que en el fondo de este lago se hayan conservado tan bien los fósiles, porque no había seres vivos que removieran los sedimentos». Las láminas del material que iban depositándose en el sustrato del lago pueden verse en el margen de la carretera de Coll de Saig. «Normalmente en los lagos los materiales que sedimentan son las arcillas que están en suspensión, pero aquí no del todo así».

Resulta que observando estas arcillas en el microscopio se descubrieron esqueletos de diatomeas, un grupo de algas unicelulares que constituyen uno de los tipos más comunes de fitoplancton, «Por lo tanto, la arcilla del lago de Bellver no es una arcilla para un geólogo; es lo que se denomina diatomita». Su particularidad es que es muy ligera porque está llena de agujeros, es decir, es muy porosa. Por este motivo, a lo largo de la historia ha tenido muchas aplicaciones industriales. «En las guerras se han usado como base de pólvora, también para fabricar bases de pinturas de recubrimiento y para construir filtros de mucha precisión, como los que se necesitan para purificar el agua para beber».

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Coscinodiscus asteromphalus, diatomea del Mioceno hallada en Perú (Imagen: Microscopios Peru)

Es creu que el fosfat càlcic d’aquests esquelets es va dissoldre, va acumular-se en forma de masses gelatinoses i després va començar a cristal·litzar. «Actualment els esquelets són un mineral molt famós que s’anomena anapaïta i que és molt apreciat pels col·leccionistes perquè només es troba a Bellver de Cerdanya i a localitats molt concretes de Rússia, Estats Units i Austràlia».

Entre los hallazgos han aparecido el cenobio fósil de Botryococcus braunii; el frústulo de Aulacoseira ceretana, una especie endémica del lago y unas algas muy curiosas que no tenían flagelos. «Nada les permitía desplazarse, por lo que se mantenían en la superficie del lago, para hacer la función clorofílica, gracias al desarrollo de una técnica curiosa: tenían las vacuolas llenas de aceite, de lípidos». Cuando morían y se depositaban masivamente en el fondo del lago, este aceite podría haberse convertido en petróleo. «Pero los hidrocarburos migran y buscan su camino por el interior de la litosfera. Éstos en concreto acabaron degradándose, por suerte, puesto que si no hubiera sido así, la Cerdanya sería un campo de explotación de petróleo».

Y si había fitoplancton, también había zooplàncton. «Se han encontrado huevos fósiles del género de crustáceos planctónicos Daphnia». Por otro lado, también había peces, pero es muy extraño encontrar sus esqueletos en lugares con las características del lago de Bellver. «Los poros de la diatomita permiten que circulen los fluidos, y los fluidos que hay en una roca ácida como la diatomita son ácidos, por lo cual disuelven todo aquello que es mineral, como el caparazón de un caracol o el esqueleto de un vertebrado, que está compuesto de fosfato cálcico».

Se cree que el fosfato cálcico de estos esqueletos se disolvió, se acumuló en forma de masas gelatinosas y después empezó a cristalizar. «Actualmente los esqueletos son un mineral muy famoso que se denomina anapaíta y que es muy apreciado por los coleccionistas porque solo se encuentra en Bellver de Cerdanya y a localidades muy concretas de Rusia, Estados Unidos y Australia».

Nódulos de anapaíta de Bellver de Cerdanya (Imagen: Rosell Minerals)

A aquest llac també anaven a parar animals que vivien al seu voltant, com els insectes. «S’ha trobat un èlitre de coleòpter, un fòssil d’himenòpter (Apis sp.) i ales dels vols nupcials de formícids». Però el gran potencial de la Cerdanya eren els arbres. «Hem descobert fulles de dicotiledònies, però també coníferes, falgueres i molses. D’arbres, els fajos (Fagus) i els roures (Quercus) eren els més abundants. També va habitar Carya serrifolia, un arbre que actualment sobreviu a la Xina i el Japó, canyellers, llorers i moltes lleguminoses arbòries, però l’única que queda a Catalunya és el garrofer (Ceratonia siliqua). A més, hi havia plantes de climes molt més càlids, com les del gènere Dahlia, i diverses espècies d’aurons.

A causa de les glaciacions, en particular la de fa 20.000 anys, les plantes van començar a migrar cap al sud perquè el nord d’Europa estava cobert de gel, fins que van trobar-se amb una barrera infranquejable: el mar. «Moltes espècies van extingir-se aquí. En canvi, a l’Àsia van poder continuar migrant cap al sud i després van tornar a pujar cap al nord. Per aquest motiu la vegetació arbòria d’allà és molt més diversa que la del nostre continent».

A este lago también iban a parar animales que vivían a su alrededor, como los insectos. «Se ha encontrado un élitro de coleóptero, un fósil de himenóptero (Apios sp.) y alas de los vuelos nupciales de formícidos». Pero el gran potencial de la Cerdanya eran los árboles. «Hemos descubierto hojas de dicotiledóneas, pero también coníferas, helechos y musgos. Ente los árboles, las hayas (Fagus) y los robles (Quercus) eran los más abundantes. También habitó Carya serrifolia, un árbol que actualmente sobrevive en China y Japón, cañizares, laureles y muchas leguminosas arbóreas, pero la única que queda en Catalunya es el algarrobo (Ceratonia siliqua). Además, había plantas de climas mucho más cálidos, como las del género Dahlia, y varias especies de arces.

A causa de las glaciaciones, en particular la de hace 20.000 años, las plantas empezaron a migrar hacia el sur porque el norte de Europa estaba cubierto de hielo, hasta que se encontraron con una barrera infranqueable: el mar. «Muchas especies se extinguieron aquí. En cambio, en Asia pudieron continuar migrando hacia el sur y después volvieron a subir hacia el norte. Por este motivo la vegetación arbórea de allá es mucho más diversa que la de nuestro continente».

«La geologia està viva»

Y así como ciertas especies de animales y plantas se extinguieron, «los lagos del Mioceno también se acabaron». La historia de la Cerdanya siguió y 5 millones de años más tarde el Segre llegó a la comarca. «Los ríos forman su valle no yendo aguas abajo como podría pensarse, sino aguas arriba. La cuenca del Ebro se abrió en el Mediterráneo y la Cerdanya fue captada por el Segre hace 6 millones de años».

Desde entonces la comarca ha cambiado mucho y todavía lo sigue haciendo porque la falla del Tet continúa activa. Una prueba de este dato es que en la Cerdanya francesa todavía hay aguas termales y seísmos de vez en cuando». Porque, como acaba Martin la conferencia, «la geología está viva, pero va a un ritmo que nos cuesta entender a los seres humanos porque es de millones de años».


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